A lo largo de la historia de España ha habido multitud de héroes que han defendido nuestro país hasta las últimas consecuencias. Uno de estos valientes que más reconocimiento ha obtenido, bien merecido, es Blas de Lezo.
Un increíble estratega, considerado uno de los mejores de la historia de la Armada Española. Desde aquí, queremos dedicar este post para que descubráis más de cerca la biografía del conocido como “Medio Hombre” y de todas sus hazañas.
Comienzos de Blas de Lezo en la Armada y la Guerra de Sucesión
Blas de Lezo fue el tercero de 8 hermanos, en el seno de una familia de la Baja Nobleza con antepasados de renombre. Nació en Pasajes de San Pedro, un distrito de San Sebastián de tradición marinera.
Ante la imposibilidad de heredar bienes familiares debido al mayorazgo, decidió alistarse como marino, recibiendo instrucción en el Colegio de Francia. Siendo aliados los ejércitos español y francés, con tan solo 12 años se embarcó al servicio del Conde de Toulouse, hijo de Luis XIV.
En este contexto, España se vio inmersa en una de las guerras más famosas: la Guerra de Sucesión entre Felipe de Anjou y Carlos de Austria. Con 15 años, participó en la Batalla de Málaga, la más importante de toda la guerra. Una batalla en la que la flota francoespañola aplastó al bloque anglo-holandés.
Fue aquí donde una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda, teniendo que ser amputada. Gracias a su valía mostrada, fue ascendido a alférez de bajel de alto bordo. En los años posteriores, participó en la defensa de Palermo o Peñíscola.
También participó activamente en el Sitio de Barcelona, proveyendo al mariscal de Tessé y escapando de la flota inglesa con gran audacia. Entre las diferentes tácticas que desarboló al ejército inglés está el uso de material incendiario usado en casquetes de armazón para prender fuego a los buques y nubes de humo para poder escapar de ellos.
El periplo de Blas de Lezo por el Mediterráneo le llevó posteriormente a Tolón, más concretamente a Santa Catalina, en el sitio que tuvo lugar en el verano de 1707. Finalmente, el mariscal Tessé consiguió detener el asedio de Eugenio de Saboya y sus tropas. La alianza volvió a vencer, con un elevado coste para Blas de Lezo, el cual perdió el ojo izquierdo por el impacto de una esquirla.
Tras ello, fue ascendido a teniente de Guardacostas y tres años más tarde a capitán de fragata. Ya al mando del Campanella, fue enviado para el asedio de Barcelona, en 1713. Fue aquí donde fue herido en el brazo derecho, dejándolo inservible de por vida.
Debido a sus múltiples heridas de guerra, en las que se quedó con una pierna amputada, un tuerto y manco, fue apodado como el “Medio Hombre”.
Conflictos en el Pacífico y el Mar del Sur
Una vez finalizó la Guerra de Sucesión, las misiones de Blas de Lezo se centraron en el Caribe y el Pacífico. Comenzó escoltando barcos mercantes que viajaban a América con el buque Peibo del Primer Lanfranco, limpiando la zona de barcos corsarios.
Tras la obtención de un nuevo barco, el Lanfranco, estuvo bajo las órdenes de Jean Nicolas Martinet y Bartolomé de Urdizu, limpiando de corsarios los conocidos mares del Sur, en la costa de Perú. En 1723, debido a l mal estado de salud de Urdizu, Lezo le sustituyó, ostentando el título de general de la Armada de Su Católica Majestad y jefe de la Escuadra del Mar de Sur.
Con una escasa flota, reparó varios navíos, mientras que se apoderó de varios buques de la flota inglesa y neerlandesa que añadió a dicha flota, con gran éxito. Debido a las desavenencias con el virrey de Perú, el marqués de Castelfuerte, el cual quería reducir la flota, Lezo solicitó el retiro y regreso a España.
Vuelta a España, Misiones en Italia y Expedición a Orán
El secretario de Marina, conocedor de la valía de Lezo, aceptó su vuelta a España, pero no su salida de la Armada. Por ello, en 1731 fue nombrado Jefe de la Escuadra del Mediterráneo y recibió, por parte de Felipe V, la Orden del Espíritu Santo y la Orden del Toisón de Oro.
El encargo que tenía Lezo estaba más que claro, recuperar aquellos territorios de la península itálica que habían sido perdidos en la Guerra de Sucesión. En su primera misión, protegió al infante Carlos cuando viajó a Italia a adueñarse de Parma, Toscana y Plasencia.
En sus expediciones a Italia se produjo uno de los momentos más intensos en la carrera de Lezo. La Hacienda Española reclamaba a la República Genovesa 2 millones de pesos. Ante el retraso de la república, Lezo fue con 6 navíos, apuntando al Palacio de Doria con sus cañones. No solo consiguió la devolución del dinero, sino que exigió un homenaje a la bandera real de España.
En 1732 fue designado lugarteniente en la Expedición de Orán, en la cual se encargó de perseguir a la flota argelina, la cual suponía una gran amenaza tras el sitio de la ciudad, llevada a cabo por el Conde de Montemar. Para ello, se adentró en la Bahía de Mostagán, custodiada por dos fortalezas. No solo destruyó la capitana, ¡también los dos castillos!
Su valía le hizo ser ascendido de nuevo, esta vez a teniente general de la Armada y comandante general de los galeones, siendo el máximo responsable del comercio transatlántico de la Corona, donde preparó la carrera de Indias que tuvo lugar en 1937.
La defensa del Sitio de Cartagena de Indias y Muerte de Lezo
Tras la Carrera de Indias, Blas de Lezo fue nombrado comandante general de Cartagena de Indias. Esta zona estaba, desde hacía años, en constante conflicto con los ingleses. Tras haber tomado Portobelo, el almirante Edward Vernon se dispuso a atacar Cartagena de Indias.
Lo intentó un par de veces en 1740. Sin embargo, fue en 1741 cuando realizaron un ataque con cerca de 200 buques, 3.000 cañones y 25.000 hombres. Por su parte, Lezo contaba con poco más de 4.500 hombres, 1.000 piezas de artillería y 6 barcos para la defensa de la fortaleza.
Lezo tuvo que recular conforme avanzaban las tropas inglesas, quedando como último bastión el Castillo de San Felipe. La victoria inglesa parecía inevitable, hasta el punto de que Vernon envío una carta al Rey Jorge II comunicándolo.
Lezo, sin embargo, no iba a vender mucho más cara esta victoria. Consiguió retrasar el ataque a la fortaleza hundiendo sus propios barcos en Bocachica, en la entrada a la bahía. Gracias a ello, pudo reagrupar a las tropas restantes y ahondando los fosos de acceso a la muralla.
Las tropas inglesas chocaron continuamente ante la maraña defensiva creada por Lezo. Como resultado, las tropas inglesas acabaron sumando 17.000 bajas, entre fallecidos y heridos, mientras que los españoles acumularon 2.000.
Vernon se vio obligado a la retirada, con tantas bajas que ni tan siquiera fue capaz de huir con toda su flota, abandonando 50 barcos en las costas de Cartagena en su regreso a Jamaica. Fue la derrota más dolorosa en la historia de la flota inglesa, una auténtica proeza llevada a cabo por Lezo.
Esta proeza le costó su propia vida, aunque no fuera en el conflicto. La epidemia por los cadáveres del sitio de Cartagena de Indias provocó una infección en el comandante la muerte, 3 meses después, el 7 de septiembre de 1741.
Debido a sus desavenencias con el virrey de Nueva Granada, Sebastián de Eslava, fue reprendido de forma póstuma, siendo el único de los protagonistas del sitio de Cartagena en no obtener su recompensa.
Si bien es cierto que Blas de Lezo ha sido un importante héroe español, también lo es que desapareció de la memora de nuestra sociedad, pero no lo ha hecho de la Armada Española, el cual ha recordado su memoria en multitud de actos y homenajes, como el hecho de poner su nombre a una fragata F-103.
En los últimos años se ha intentado rememorar las hazañas de Blas de Lezo. Para ello, se han dedicado numerosos monumentos en su memoria, más allá a los existentes en localidades como San Sebastián o Cádiz, obviamente ligadas al marino español, ¡con todo merecimiento!