El saludo militar se originó en la Edad Media, cuando los caballeros levantaban la visera de sus cascos para mostrar sus rostros y demostrar que no llevaban armas. Este gesto era una señal de amistad y transparencia, y significaba que venían en paz. 

Con el paso del tiempo, la costumbre de descubrir el rostro se mantuvo como una muestra de respeto y cortesía, incluso después de que se dejó de usar el yelmo con visera. 

En el siglo XIX, muchos ejércitos adoptaron tocados voluminosos que no era fácil quitarse y volver a poner, por lo que se consideró suficiente con llevar la mano al sombrero sin levantarlo. 

En la actualidad, el saludo militar es un símbolo de respeto, honor, reconocimiento y dedicación de los miembros de las Fuerzas Militares.